Mary Jo Bang

“Estos florecimientos terrenales han arraigado / como los trenes plateados del maquinismo. / No oigo nada a ciegas en la noche salvo el sentido del movimiento. / El dolor exquisito para quien / medio se esconde en el árbol, hojas a sus pies. / Hojas caídas y sensaciones perdidas.”

miércoles, 17 de agosto de 2011

La Biblioteca del Castillo

Un punto y aparte

Helena Nieto


Como la vida misma, así suenan los libros de Helena Nieto, por mucho que se incluyan en literatura romántica. Helena no es de esas autoras que se dejan llevar por la pasión de sus personajes y convierten las novelas en retozos interminables, besos perfectos y abrazos infinitos.

Sus novelas son románticas, sí, lo son y tienen esos personajes que uno espera encontrar en este género literario. Un personaje necesitado de romanticismo y amor y otro que parece sacado de un test de revista para mujeres. He leído dos novelas de Helena y hasta el momento, su personaje necesitado de cariño, respeto y pasión es una mujer. Femenina, madura, desengañada de una relación anterior y cargada con la mochila de varios vástagos a su cargo, algo que parece una barrera infranqueable incluso para las flechas de un Cupido cargado de paciencia.

Pero no, Helena siempre encuentra a ese personaje alto y guapo que toda madre querría para su hija. Los varones protagonistas de Helena son pasionales y cariñosos, atentos y bien plantados, personajes de éxito que no por ello se apartan del camino de la mujer que les gusta, aunque tengan una o varias oportunidades para hacerlo.

Lo mejor de las novelas de Helena Nieto es que, a pesar de estar llenos de las citas románticas, las flores y las carantoñas que tanto parecemos aborrecer los hombres en una lectura, no dejan nunca de tener un poso enorme de realidad. Sí, las relaciones familiares son duras, sí, los hijos adolescentes son difíciles de tratar, sí, las personas separadas o divorciadas suelen tener momentos bajos y unas ganas irrefrenables de llorar de vez en cuando. No todo es tan bonito en una relación, a veces se discute, a veces nuestras familias no se muestran como a nosotros nos gustaría que se mostrasen, a veces, incluso en el amor más apasionado, existe un poso de amargura. Helena nos sirve todos los inconvenientes, nos retrata el día a día de la relación de sus personajes, con sus altos y sus bajos, sus momentos buenos y sus momentos malos… y nosotros, lectores ávidos, metidos ya de lleno en la vida de sus protagonistas, no nos podemos marchar sin más, tenemos que seguir leyendo hasta el final, saber qué va a para con sus personajes, comprender si merece la pena subir todos los Everest con los que nos encontramos a diario en nuestra vida cotidiana.

Las novelas románticas de Helena no son de color de rosa, son un reflejo vivo del día a día, aderezadas con esa pizca de pimienta que a cada uno nos encantaría tener en nuestra vida y nos hace soñar con algo más en cada momento.

Una novela de amor, de pasión, de problemas, cotidianeidades, victorias y fracasos. Con una pequeña dosis de intriga amorosa al final que nos mantendrá pegado a sus 381 páginas hasta el final. Una novela para los que aún creen que el amor llega cuando quiere y resiste a casi todo.

2 comentarios:

  1. Estas palabras escritas y dichas por Javier Fernández Jimenez,en su programa de radio La Biblioteca Encantada, son un lujo para mí.
    Javier pertenece al género masculino, tan reacios a leer Romántica. Él se ha leído mis dos novelas, todo un lujo, sin duda.
    Mil gracias.

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  2. Felicidades Helena, se nota que esas palabras las dice un hombre,cuando habla de flores y carantoñas, pero no dejan de ser un lujo, como tú dices y la novela es magnífica y real, como destaca en su crítica. Un beso, Ana.

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