Mary Jo Bang

“Estos florecimientos terrenales han arraigado / como los trenes plateados del maquinismo. / No oigo nada a ciegas en la noche salvo el sentido del movimiento. / El dolor exquisito para quien / medio se esconde en el árbol, hojas a sus pies. / Hojas caídas y sensaciones perdidas.”

jueves, 3 de noviembre de 2011

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Un punto y aparte, de Helena Nieto.

Esta novela tiene la tremenda originalidad (dentro de la novela romántica) de estar escrita en 1ª persona, una apuesta arriesgada que me encantó, y de ser extremadamente realista. La protagonista hace un verdadero strip-tease emocional ante el lector y asistimos a lo que supone que te abandonen tras años de matrimonio por una mujer más joven, al dolor, la frustración y la inseguridad, a construir una nueva vida a partir de las cenizas, a luchar por unos hijos que no siempre ponen las cosas fáciles. El amor también vuelve a llegar a la vida de la protagonista en la persona de un hombre maravillosamente tierno que da un nuevo aire al día a día de esta mujer.

Me ha gustado esta novela porque engancha desde la primera página, pero también porque lo fácil hubiera sido crear un personaje-drama típico: mujer de escasas posibilidades, pobrecita ella, que no le llega el dinero a fin de mes y sus hijos son drogadictos. No, señores, el drama está en todas partes y si algo detesto de la literatura es la pornografía sentimentaloide. Me explico: hay muchos autores que tratan de impactar al lector con personajes terribles de vidas trágicas. Todos sabemos que hay gente así, desgraciadamente, pero un autor demuestra su valía cuando toma a un personaje y extrae la tragedia de su vida, sea grande o pequeña, pero nos muestra la humanidad de un personaje que debe enfrentarse a un cataclismo personal. No hace falta morirse hambre para sentirse desgraciado. Todos tenemos nuestras cotas de sufrimiento y Helena Nieto hace que la protagonista se nos meta en la piel. Vivimos con ella, sufrimos con ella, amamos con ella y lo fundamental: crecemos con ella.

Esta es una novela que llenará de esperanza los corazones de cientos de mujeres que pasan por situaciones similares. Está llena de dureza y también de ternura, sin edulcorantes, la vida tal cual es, pero precisamente así, realista: porque en medio del asfalto una vez vi una amapola, creo que en medio de las ruinas se puede levantar una edificación nueva. Esta novela nos habla de las edificaciones tras las ruinas.

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